Cómo empezar en el fitness si nunca hiciste ejercicio

Cuando abres Instagram ves a todos esos influencers haciendo movimientos imposibles y te hundes por completo. "¿A quién quiero engañar?", piensas. "¿Cómo voy a hacer yo esas cosas?"

Calma, no necesitas empezar por lo más difícil ni convertirte en un acróbata de circo. Elige un día para empezar y sigue los siguientes pasos.


Cambio de mentalidad

Empezar en el fitness requiere esfuerzo mental, pero gran parte de esta transformación la harás durante el proceso, no antes.

Lo primero: asume que el fitness también es para ti. Es normal creer que pertenece a otros, a los que eran buenos en Educación Física. Sobreponte a esta concepción e interioriza que el ejercicio es para todos y que tú también puedes.

Lo segundo: da igual si te gusta o no hacer deporte. Vive el ejercicio como una necesidad y una medicina (si padeces ansiedad o depresión, esto es literal). Disfrutar la actividad física es algo que se desarrolla con el tiempo.


Escoge tu actividad

Si nunca hiciste deporte es normal sentirse perdido. La actividad adecuada varía en cada persona y depende, entre otras cosas, de tus objetivos, tus preferencias y tu condición física. Sin embargo, no quiero decir que "todo es relativo" y dejarte sin ningún consejo, así que veremos unas pinceladas.

Elige un ejercicio llevadero y accesible. No salgas a correr diez kilómetros si no estás acostumbrado, prueba algo que sea un reto pero se sienta fácil.

El entrenamiento de fuerza suele ser más asequible que el cardio para un principiante. Si eres sedentario lo normal es que el corazón te salga por la boca si te metes a una clase de BodyCombat. No entraré en las causas fisiológicas por ahora, pero en general el entrenamiento de fuerza es menos demandante a nivel cardiorrespiratorio y esto lo hace más llevadero.

Prueba varias cosas, pero no divagues. Está genial combinar diferentes deportes, y si estás empezando es buena idea ir experimentando hasta descubrir qué te gusta. No dejes de hacerlo, pero intenta enfocarte pronto en el ejercicio que te resulte más fácil y te dé menos pereza. Si te gustan dos cosas diferentes por igual, puedes hacerlas en días alternos.

Esto no significa que solo puedas hacer un deporte para el resto de tu vida, ¡es justo al contrario! Pero no utilices la variedad como una excusa para no hacer nada. Crea una base sólida y construye sobre ella.

Prepara el material mínimo necesario

Lo único que necesitas es ropa cómoda. Un chándal y unas deportivas bastan. Si puedes reutilizar, mejor. Si no, compra lo esencial. No te estanques en analizar toda la ropa y gear disponible (es infinito). No te enfangues leyendo sobre los mil tipos de pisada para elegir tu calzado.

Si no quieres ir al gimnasio puedes levantar cosas que tengas por casa: una mochila con libros, una garrafa de agua o una silla. Entrena con tu propio cuerpo en el suelo, apoyándote en la pared o la encimera de la cocina. Utiliza una toalla vieja como esterilla de yoga. Experimenta.

No permitas que el material sea una excusa para no empezar. Crees que no puedes salir a correr porque las deportivas son muy caras. O no te apuntas al gimnasio porque está lejísimos. Pero en realidad es tu miedo diciéndote que tú no puedes, que te rindas. ¡Sí que puedes! Elige los recursos más inmediatos y comienza. Ya irás añadiendo complejidad con el tiempo.

¿Pero qué ejercicios hago? 

Es imposible saber cuál debe ser tu rutina inicial sin conocer tus características y circunstancias. La regla universal, no obstante, es buscar la simplicidad.

Empieza con las mínimas sesiones posibles. Dos días a la semana es suficiente. Intenta que no estén muy alejados - por ejemplo, martes y jueves -.

Haz algo tan sencillo que te parezca casi ridículo. Si lo que te gusta es correr, sal a trotar diez minutos. Cinco incluso. Si levantas pesas, empieza con dos o tres ejercicios muy fáciles. Quince o veinte minutos bastan para empezar. Ésta es la clave: queremos romper el cascarón, crear un hábito.

La red es tu amiga. Busca rutinas de ejemplo con una regla universal: que sean fáciles y breves. Términos de YouTube como "cinco minutos de cardio en casa" o "ejercicios con mancuernas para principiantes" te servirán.

Estás construyendo tu base. Haz de esto tu mantra. La mejor rutina es la que cumples. Si eres más consistente con el press de banca que con la sentadilla, haz press de banca. Si la elíptica te motiva más que el remo, utilízala. 

No te plantees cuál es la rutina óptima. Cíñete a aquella que cumples.

¿Significa esto que puedes hacer cualquier cosa? No, y hay una regla muy sencilla para descartar: no te hagas daño. Es una norma que puedes aplicar al fitness para el resto de tu vida. Si la actividad es un sufrimiento, no la hagas. Respeta los límites de tu cuerpo. No continúes si hay dolor.

El entrenamiento debe ser un reto pero no una pesadilla. No te desanimes si alguna vez te cuesta o lo pasas regular. No hay ejercicios malos, solo preparación insuficiente. Lo que te hace tener un mal rato hoy puede sentirse genial mañana. Sé paciente.


Clases en grupo y entrenamiento personal


La disyuntiva entre hacer deporte individual, ir a una clase con un grupo o buscar alguien que te asesore es muy compleja. Sin embargo, el principio que puedes aplicar es el mismo que en puntos anteriores: elige lo que te aporte consistencia.

Si meterte en una clase de baile o un club de calistenia va a ayudarte a salir de casa y ser constante, a tope con ello. Si necesitas que un profesional te evalúe y te guíe y puedes pagarlo, hazlo.

Las opciones son ilimitadas y las circunstancias de cada cual, también. Algunas personas prefieren el elemento social de una actividad en grupo. Otros se motivan más si están pagando un dinero por un programa. Otras prefieren entrenar solas. Hay tantas situaciones como individuos y debes ceñirte a aquello que te empuje a ti a seguir y a crear adherencia. El hábito, no puedo subrayarlo lo suficiente, es fundamental.


Explora y descubre qué te gusta


El universo del fitness es infinito. Cuanto más indagues, más comprobarás que tu cuerpo es una máquina que nunca llegarás a manejar del todo, y eso es bueno. Prueba cosas nuevas, descarta lo que no te guste, revisita cuando sea necesario. Lo que odias hoy te puede encantar mañana. Te aburrirás de ejercicios que amas, los olvidarás y regresarás a ellos después.

Nunca dejes de experimentar, de conocerte y de añadir nuevos ladrillos al edificio que estás construyendo. Lo mejor del fitness es que no tiene un límite de tiempo: es para toda la vida.

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